Thursday, May 27, 2010

carry on wayward holiday

Como la temporada ha terminado y los niños se nos han ido de vacaciones, hermos decidido dar rienda suelta a nuestra imaginación y montarles el viajecito.

Vamos a hacerlo en tres partes, porque así no os llenamos el Google read de fanfictions... y porque ya tenemos tres semanas cubiertas con una sola idea.

En fin, sin más dilación, os presento mi aportación:
DEAN'S CHOICE
(la fic está en castellano, pero el título queda mejor así)



La temporada había sido dura para todos, pero especialmente para Dean (en serio, ¿cuando no lo era?), así que a Sam se le ocurrió que le dejaría elegir el lugar de veraneo. Evidentemente, Dean no escogió el lugar por sus vistas, museos y obras de teatro. Nadie elegía Las Vegas como lugar de veraneo por su amplísima oferta cultural.

Bobby declinó la oferta de acompañarles amablemente (en realidad sus palabras fueron: “no serán vacaciones de verdad hasta que os pierda de vista de una maldita vez, así que haced el favor de desaparecer hasta septiembre”) así que lo último que esperaba Sam es que Castiel aceptara la invitación de Dean con un encogimiento de hombros.

-No tengo nada mejor que hacer.

Sam intentó explicarle el tipo de lugares a los que querría ir Dean, pero Cas simplemente le dijo que no era la primera vez que pisaba esos sitios y que esta vez se acordaría de no mencionar al padre de nadie. El joven Winchester prefirió no preguntar.

Dos horas después se dirigían a Nevada, cantando a viva voz una de las buenas de Bon Jovi y dispuestos a jugarse todo el dinero que no tenían hasta que los echaran de allí.

Literalmente.

Tardaron mucho menos de lo que Sam esperaba y por una vez no fue culpa de Dean a pesar de que en tres días debía haber agotado las reservas de alcohol del Montecito y tirado los tejos a la mitad de las esposas buenorras de los magnates de la ciudad.

Tampoco fue culpa suya, ya puestos, aunque más de un croupier sospechara que hacía trampas al Black Jack. Nadie pudo demostrar que contara cartas y la verdad era que no lo hacía. Pero la sangre de demonio servía para algo más que para hacer que los malos vomitaran humo.

No, la culpa, increíblemente, fue de Cas y ni siquiera tuvo que emborracharse para liarla. Pero la verdad era que sólo al ángel se le podía ocurrir intentar corregir a unos fanáticos religiosos que se manifestaron delante de su hotel. La cosa escaló de tal modo que el alcalde en persona les pidió que abandonaran la ciudad o iba a verse obligado a inventarse leyes nuevas para poderles encerrar.

Así que, tres días después de empezar sus vacaciones se encontraban muertos de asco sentados en el coche en una cuneta del desierto.

-¿Y ahora? -Dijo Dean.

-Praga -respondió Cas-. Es una ciudad preciosa.

-Ah, no. Algún lugar al que pueda llegarse en coche odio los...

Cas les puso una mano en el hombro y al momento estaban en el puente de Carlos, en Praga.

-...aviones -terminó Dean con acritud-. Y la teleportación.

-Míratelo por el lado bueno -le dijo su hermano-. La absenta es legal en Praga.

Dean gruñó, pero se encaminó a la taberna más cercana. Cas le siguió silvando para sí. De repente Sam tuvo la sensación de que el ángel se la había jugado. Lo que les faltaba, que Castiel hubiera aprendido a disimular.

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